Por: Paco Lorca.
Ahoraquemeacuerdo.

En el paseo del Rastro de Ávila, en los jardines que hay frente a la salida del arco del Rastro, hay un busto de Rubén Darío. Lo visito por curiosidad cada vez que paseo por allí y me pregunto ¿qué hace un busto de Rubén Darío en Ávila? Mi amigo Javier Santero me contestó que tenía una razón de ser y que intentaría averiguarla, “además, -continuó- ha publicado algo sobre ella una periodista de la prensa del corazón que al parecer es pariente suya“.

Recibí un mensaje de mi amigo Javier que decía muy breve que trataba sobre el romance que había mantenido, durante casi toda su vida, con una mujer de Navalsauz, un pueblo de la sierra de Gredos, que es hacia donde mira el busto del poeta: “se llamaba Francisca Sánchez, nacida en Navalsauz. La conoció en Madrid, donde su padre era jardinero. Tuvieron un hijo que murió muy pequeño. En el pueblo hay una placa conmemorativa. Falleció en 1963 en Madrid a los 88 años”.

Unos días más tarde volví a recibir una nota más extensa escrita por el padre de mi amigo que relataba la relación de Darío con Francisca que resumo brevemente:

Durante una estancia de Rubén Darío en Madrid, paseando con Valle-Inclán por los jardines de la Casa de Campo, ambos se acercaron a la casa del guardia del parque para pedirle agua. Allí les atendió la hija de éste, Francisca, de quien se enamoró. Darío estaba casado en segundas nupcias, al parecer engañado y a la fuerza, y huía de su mujer viajando por Europa: Francia, Italia y por España, que fue cuando conoció a Francisca.

Francisca viajó con Rubén Darío de un lugar a otro (Darío además de poeta y periodista era diplomático) y, aunque es presentada a la alta sociedad no puede hacerlo como su esposa en los actos oficiales puesto que su mujer legítima, Rosario Murillo, le negaba el divorcio. Casado por lo civil con Francisca tuvieron 4 hijos de los que sólo sobrevivió uno. Al comenzar la Iª Guerra Mundial, Darío vuelve a América y abandona a Francisca; al año siguiente, en 1919, el poeta muere en Nicaragua. Francisca guardó el archivo de Rubén Darío en su casa de Navalsuz, durante cuarenta años y éste fue donado a la Universidad Complutense de Madrid.

Aunque la historia es más compleja, mi intención era sólo dar a conocer por qué hay una estatua de Rubén Darío en Ávila, y para eso me ha ayudado, a través de su hijo Javier, Paco Santero, abulense y lector entusiasta a quien agradezco toda la información que me ha dado, quedando pendiente únicamente un viaje a Navalsauz para recoger alguna información de primera mano.

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