1908

Rubén Darío (1908)Prolonga su permanencia en Nicaragua hasta abril el que viaja de retorno a Europa: “Como alejado y como extraño a vuestra disensiones políticas, no me creo siquiera con el derecho de nombrarla. Yo he luchado y he vivido no por los Gobiernos sino por la Patria: y si algún ejemplo quiero dar a la juventud de esta tierra ardiente y fecunda, es el del hombre que desinteresadamente se consagró a ideas de arte, lo menos posiblemente positivo, y después de ser aclamado en países prácticos, volvió a su hogar entre aire triunfales.”

Sufre aprietos económicos pues no se le remite los fondos para su embajada, de lo cual se quejara Santiago Argüello: “Mis escasos recursos, que apenan me bastan para Rubén Darío han tenido que emplearse en todo este tiempo en sostener el decoro del Ministro de Nicaragua ante S.M. Católica. Si te dijera que he tenido que mal vender una edición y mi piano para poder hacer frente a la situación…” Prolonga un libro de Blanco Fombona (Au- delá de horizons) y prepara su libro para Nicaragua.

1908, 20 de marzo

Escribe el poema: “A Margarita ” enlace, musa del poeta a quien se la dedicó, escrita en la casa de verano de la familia Debayle Sacasa en la isla Cardón de la bahía de Corinto en el departamento de Chinandega en Nicaragua.

 

1908, 3 de junio

Presenta sus credenciales al rey Alfonso XIII, en Madrid, con el uniforme que le presta el ministro de Colombia, pues no recibe a tiempo el que ha encargado en París. También esta en Madrid como secretario de la Legación de México, Amado Nervo.


1909Rubén Darío (1909)

A comienzo de año viaja a Italia y retorna a París, deja la embajada de Nicaragua en Madrid a manos del secretario Sedano.

Aparece en España dos libros: el “Alfonso XIII” (Biblioteca Ateno) que es una manifestación de la actividad diplomática, y “El viaje a Nicaragua e Intermezzo Tropical” (ídem), libro de artículos y poemas en el que canta el amor a su patria.“crónica emocionada –dice Ernesto Mejía Sánchez – de quien fue por esa vez recibido como profeta en su tierra”. Cuando lo está concluyendo se ha enterado de la caída de Zelaya, y el ascenso a la presidencia de su antiguo compañero de colegio, doctor José Madriz.

1909, 25 de febrero

Cuando Zelaya fue derrocado, Darío tuvo que renunciar a su puesto diplomático.


1910

El presidente de Nicaragua José Madriz, lo designa delegado a las fiestas del Centenario de la Independencia de México (conmemoración del Grito de Dolores) y el se embarca a Saint-Nazaire rumbo a Veracruz. En este tiempo lleva un diario personal que abandonará el. Pasa por La Habana llega a veracruz donde se le rinde homenaje y visita el estado de Veracruz por invitación de su gobernador, con el cual se inicia en 1810 el levantamiento de ese país contra el dominio español.

A causa de la revolución en Nicaragua, José Madriz es derrocado en Nicaragua, y el gobierno de Porfirio Díaz le pide que no ascienda a Ciudad México. Hay manifestaciones estudiantiles en apoyo a Darío. Darío regresa a La Habana, Cuba sin asistir a los festejos que se realizan en la capital mexicana. En Cuba permanece hasta noviembre en que retorna a Europa. Lo reciben en Cuba: Osvaldo Bazil, Max Henríquez Ureña y otros escritores, y participan en el aniversario de la muerte de J. del Casal.

En Madrid (Biblioteca Ateno) publica “Poema del otoño y otros poemas” (escritos en su mayoría en la isla del Cardón, en la bahía de Corinto, Nicaragua). En tanto que la Librería de Sucesores de Hernando inicia sus Obras escogidas en tres volúmenes. A pedido del diario La Nación escribe el largo poema “Canto a la Argentina” destinado al número de mayo, en homenaje al Centenario de la Independencia del país, el que le será retribuido con diez mil francos.

Pasa el verano en Gran Bretaña, en compañía de Ricardo Rojas, huéspedes del ocultista Austin de Croce. También visita al poeta Saint Paul Roux.


1911

Vuelve a París donde se recrudecen sus angustias económicas: sólo cuenta con las colaboraciones en La Nación.

1911, 27 de abril

Dos empresarios uruguayos, los hermanos Alfredo y Armando Guido, le proponen la dirección literaria de la revista Mundial y Elegancias, con un sueldo de cuatrocientos francos mensuales (revista literaria, que le brinda, por un lado, la satisfacción de descubrir nuevos valores de las letras hispanoamericanas, tal como Gabriela Mistral; y por otro, no pocas contrariedades). Acepta y cuenta con la colaboración del dibujante Leo Marelo y el músico René Pérez.

Revista Mundial y Elegancias (1911)1911, mayo

El primer número aparece en mayo. Acepta asimismo encargarse de la dirección de una publicación paralela, dedicada a la mujer, Elegancias. En Mundial dará a conocer la serie de “Cabezas” sobre escritores y políticos de ambos mundos y llama a colaborar a todos sus amigos, aunque con episodios molestos como el que motiva el enojo de Rufino Blanco Fombona. En el primer número, aparecieron trabajos de Amado Nervo, Enrique Larreta, Leopoldo Lugones, Rufino Blanco Fombona, A. V. Mandet, Andres Ibels, Franco H. Rossi, Hugo D. Barbagelata, Alejandro Sux, Marie Bertin y del propio Darío.

Hace un viaje a Hamburgo, invitado por Fabio Fiallo, que es ahora cónsul en esa ciudad. Da a conocer otra recopilación de artículos, Letras (Garnier Hermanos, París) y prologa el libro de Francisco Contreras; La piedad sentimental. Continúa fielmente con sus colaboraciones para La Nación: de esta época son sus artículos sobre “El mundo de los sueños” que atestiguan sus angustias oníricas.


(Foto: Barcelona, mayo 1912. Visita de Rubén Darío al Instituto de Estudios Catalanes. De izquierda a derecha: José Puig y Cadafalch, Antonio Rubió y Lluch, Federico Rahola, Rubén Darío, Eugenio d'Ors y Miguel de los Santos Oliver). -Foto publicada en Mundial Magazine, junio 1912-

1912

1912, marzo

En marzo ofrecen un banquete de despedida a Darío en el Café Riche de París, al que asisten los escritores hispanoamericanos más destacados residentes en la Ciudad Luz, del que participan Francisco García Calderón, Eugenio Garzón, Leopoldo Lugones, Alcides Arguedas, Manuel Machado y Carrasquilla Mallarino, entre otros. Al agradecer el homenaje, Darío expresa brevemente su intención de hacer de las revistas “un puente de encuentro de la intelectualidad iberoamericana, con cuya buena voluntad he de contar en ambos continentes”.

Barcelona, mayo 1912. Rubén Darío y D. Alfredo Guido1912, 27 de abril

Los hermanos Guido proyectan una gira propagandística para las revistas de su empresa por España (Barcelona, Madrid). Portugal (Lisboa), Brasil (Río de Janeiro, Sao Paulo), Uruguay (Montevideo), Argentina (Buenos Aires) y Chile, acompañados de cronista y fotógrafo, aunque este último país finalmente fue suprimido por la estropeada salud del poeta.

A su paso lo saludan los escritores y artistas y en Buenos Aires se le ofrece un banquete en el Hotel España, que reúne a lo más representativo de la intelectualidad argentina. Darío lee poemas, dicta conferencias, asiste a innumerables ágapes y homenajes, agradece libros, firma autógrafos y escribe poemas en álbunes, publicita la empresa de los hermanos Guido.

En el Teatro Odeón, Rubén lee su conferencia Mitre y las Letras, interrumpida varias veces por el aplauso de los asistentes. La Nación, en su crónica del acto, califica la conferencia de Darío como “un verdadero acontecimiento literario”. Los organizadores del Ateneo Hispanoamericano le invitan a la inauguración del mismo, que será una sesión en honor de Rubén.

1912, septiembre/octubre

Durante el último mes de su estadía en Buenos Aires, el director de la revista Caras y Caretas , le contrata para que escriba su autobiografía y le facilita los servicios del joven Julio Castellano, a quien Rubén dicta: “La Vida de Rubén Darío escrita por él mismo”. Rubén, con horario de trabajo fijo, cumple su tarea entre el 11 de septiembre y el 5 de octubre de 1912. Para La Nación escribe la “Historia de mis libros”. Su salud le impide continuar la gira y retornó en Noviembre a París tras siete meses de ausencia donde E. Gómez Carrillo le organiza un gran banquete presidido por Paul Fort. Vargas Vila considera la etapa de Mundial como el inicio para Darío de un “período de exhibicionismo de Circo, que anunció su decadencia, y fue tan fatal a su Gloria y a su Vida”.

“Los empresarios –dice—se habían apoderado ya de él, y no lo soltarían; la sombra de Barnum, seguiría la sombra del Poeta, hasta estrangularla; hacía así, su primera jira, llevado por los empresarios de una Revista, que pensaban enriquecerse con la exhibición del Poeta”… “Los verdaderos amigos de Darío, admiradores y cultores de su Gloria, permanecíamos con muy raras excepciones, lejos de ese movimiento de empresarios, que tomaban el nombre del Aeda, como una marca comercial, para literatura de Exportación”… “En medio del innoble tráfico de su nombre, que se ocultaba tras esta falsa admiración, pero, no tenía la fuerza de sustraerse a él… además, era pobre, vivía de esos periódicos y de esas cosas… ¿qué hacer dejar hacer… así me lo decía él, muy triste, una tarde… “Allí me reveló todas las miserias, todas las explotaciones, de las cuales lo habían hecho, y lo hacían víctima…” De la jira de Mundial Vázquez Díaz tenía un sencillo recuerdo: alguien había advertido a Rubén: “Eso no es digno de Ud.”.

Rubén Darío (1912)(Foto: Rubén Darío dicta su biografía en Buenos Aires, Argentina.)

Rubén Darío homenajeado en Barcelona

En la estación de Barcelona un gentío se agolpa para dar la bienvenida al gran poeta. Han acudido a saludarlo, entre otros, el expresidente José Santos Zelaya, todos los cónsules de los países hispanoamericanos, escritores y artistas de los países hispanoamericanos, entre ellos Vargas Vila y Pompeyo Gener.

“Pasó Ruben Darío… Taciturno, con aquella preñada taciturnidad que suele acompañar a las existencias creadoras, recibió un enorme chaparrón de obsequios: velada en el Ateneo, banquete en la Casa de América, te en el Consulado general de la Argentina, expediciones, recepciones, comidas y agasajos de toda especie”.

El Ateneo de Barcelona celebra una velada en su honor, en la que la condesa de Castellá recita el soneto Margarita (Compuesto en el cercano pueblo de San Martín en Buenos Aires) y el poema Blasón (Compuesto en Madrid). La Casa de las Américas le ofrece una cena y en su discurso de ofrecimiento Pompeyo Gener afirma que Darío “es una gloria de la especie humana” y agrega: “A él le ha reservado la suerte el unificar con sus cantos el alma de los pueblos hispanos de ambos continentes”. Darío lee su poema “La rosa niña” recién publicado en Mundial .

En Madrid aparece una nueva recopilación de artículos, todo al vuelo por la cual la editorial Renacimiento le paga cuatrocientos francos. Rubén Darío (1912) (Foto: Buenos Aires, 1912. Rubén Darío en su última visita a “Fray Mocho”)

1912, 3 de junio

Agotado de tantas celebraciones en Portugal, Rubén y su comitiva se embarcan en el vapor Hollanda con destino al Brasil. El 3 de junio el barco entra en la estupenda bahía de Río de Janeiro.

Al día siguiente visita al ministro de Relaciones Exteriores y Rubén escribe una crónica para La Nación de Buenos Aires sobre su conversación con el canciller brasileño. Luego visita al propio presidente de la República, mariscal Hermes de Fonseca. En sesión solemne lo recibe la Academia de Letras brasileña. El escritor José Veríssimo lo saluda reconociéndolo como “uno de los mejores representantes de espíritu latinoamericano”. Lo agasaja lo más granado de la intelectualidad brasileña, entre ellos Joao Ribeiro, Souza Bandeira, conde Alfonso Costa, Affranio Peixoto, Silva Ramos y Augusto da Lima. A una de las múltiples cenas asiste el escritor francés Paul Adam, uno de los “raros” de Darío, por entonces de visita en Brasil. En la prensa se anuncia que Darío dictará, en el “Club de los Diarios”, una conferencia sobre Joaquín Nabuco, notable escritor y estadista brasileño. Asisten el presidente de la República y varios miembros de su gabinete. Darío está en su hotel imposibilitado. La conferencia la lee el periodista Javier Bueno, pero el acto pierde su lucimiento por la ausencia del gran poeta.

Rubén Darío (1914)URUGUAY

La visita a Uruguay fue muy exitosa. Rubén estuvo a la altura. Tras saludar al presidente de la República, en el Teatro Solís, ante una gran concurrencia lee, con voz clara y audible, su conferencia sobre el poeta Julio Herrera y Reissig. Luego, en el homenaje del Ateneo, lee su soneto “A Montevideo” , que provoca una ovación del público. El soneto se divulga ampliamente y hasta un compositor le pone música y se convierte en canción popular. Publica su libro “Todo al vuelo” Editorial Renacimiento, S.A., Madrid.

20 de diciembre

El año concluye con el banquete que en París le ofrecen poetas y escritores franceses, generalmente poco inclinados a homenajear a los autores latinoamericanos. La invitación, que firma el “Príncipe de los poetas franceses” Paul Fort, dice que es para festejar el regreso a París del “Príncipe de los poetas de la lengua española”.

(Foto: Rubén Darío y María Eugenia Vaz Ferreira. Crédito: Biblioteca Nacional de Uruguay)


1913

Viaja a Barcelona y regresa a París donde se reúnen en mayo Francisca Sánchez, su hijo Güicho y la hermana de Francisca, María. Invitado por Juan Sureda y Pilar Montaner, pasa el otoño en Valldemosa, en la isla de Mallorca, donde se aloja en un viejo castillo, tiempo atrás un monasterio, en el que vivieron Chopin y George Sand, en un período de alta actividad creativa.

Rubén Darío (1913)15 de octubre

Escribe en Palma de Mallorca “La cartuja”, “Los olivos”, “Valldemosa” y emprende una novela autobiográfica, “Oro de Mallorca”, que también habrá de dejar inconclusa. Lucha contra el alcohol y tiene entonces un período de misticismo que se registra en su retrato con hábito de cartujo. Osvaldo Bazil lo visita y trata en vano de aplacar su alcoholismo. Se embarca para Barcelona y retorna a París.

La Nación ha publicado en ese año “La Historia de mis libros” y ha aparecido Los cálices vacíos de D. Agustini, con su “pórtico”.

En París los hermanos Guido lo atienden con nueva cordialidad. Está inquieto con su salud y consulta médicos amigos (Diego Carbonell, José Ingenieros). Recrudecen sus períodos de alcoholismo, estados de angustia y pesadilla.

Consigue editor para el Canto a la Argentina y otros poemas (Biblioteca Corona, Madrid) y el mismo da a conocer la selección Muy Siglo XVIII.

Surge el proyecto de una gira pacifista por América, en parte para alejarse de la Europa en guerra y del acoso económico en que vive. Organiza la gira su secretario Alejandro Bermúdez. La primera escala es Barcelona, donde Vargas Vila, asustado de su estado físico, trata de disuadirlo y de convencerlo para que permanezca allí. Parte en el barco “Vicente López” que llega a Nueva York en noviembre.

Allí enferma de pulmonía, escribe algunos poemas dramáticos, como “La gran Cosmópolis” y participa en actos pacifistas y homenajes.


1914

Pasa sus últimos meses en París. Publica “Canto a la Argentina y otros poemas”. Prepara en Barcelona una gira pacifista por América, partiendo el 25 de octubre.

12 de noviembre
(hasta el 10 de abril de 1915 en Nueva York)

Llega a Nueva York. Poco días después una pulmonía lo tuvo entre la vida y la muerte, y cuando se recuperó hubo de enfrentarse a la miseria —Juan Arana Torrol, méndigo y poeta colombiano, llegó a pedir para él en las calles neoyorkinas–, mientras en Barcelona Francisca había tenido que mudarse a una vivienda modesta y sobrevivía con su trabajo en una fábrica de uniformes militares.
De su penosa situación pudo salir Darío gracias a la ayuda que recibió desde Buenos Aires y a algún dinero que le remitió el gobierno de Nicaragua, del que había solicitado el pago de los haberes consulares que se le adeudaban”.


1915

12 de enero

“Fué recibido –relata Teodosio Fernández en su obra Rubén Darío– en la Hispanic Society of America, que apenas se honró condecorándolo con la medalla de plata de la institución. Fue el invitado de honor por la Hispanic Society of America, cuyo Presidente era el millonario banquero y gran hispanista Archer M. Huntington, quien honra al Poeta de la Hispanidad con homenajes y condecoraciones.

4 de febrero

Hubo de esperar hasta el jueves 4 de febrero para hacer su primera intervención pública, en la Universidad de Columbia, bajo los auspicios del Instituto de Artes y Ciencias y de la Hispanic Society of America. La mayoría de los asistentes son latinoamericanos, entre los que se encuentran sus paisanos el Dr. Luis H. Debayle, Luis Felipe Corea, el Cónsul de Nicaragua, Salvador Calderón Ramírez, y el joven poeta Salomón de la Selva.

En sus palabras iniciales, Darío anticipa el marcado carácter religioso de sus versos y el aliento bíblico que los recorre. Allí leyó su poema “Pax”, que trataba de alentar una vana esperanza cuando lo dominaba ya plenamente una visión apocalíptica del presente y del futuro inmediato. En un magistral discurso, manifestó su admiración por la devoción y tradición de esta noble Nación y con espíritu profético expresó: “Voy a dar lectura a un poema de Paz, en medio de ecos de guerra. Encontrareis en él un marcado espíritu religioso, lo cual queda bien en este inmenso País, que a pesar de sus vastas conquistas prácticas y de su constante lucha material, “Es el único país en el mundo que tiene un Thanksgiving Day.” Y concluyó su elogio por el Día de Acción de Gracias en los Estados Unidos “Con una alabanza a Dios que anima a las naciones y con el clamor lirico de paz a la inmensa América, pues aquí está el foco de una nueva cultura”.
Alejandro Bermúdez luego sustenta una conferencia y además es incorporado a la Hispanic Society.

Rubén Darío (1915)(Foto: Rubén Darío con Alejandro Bermúdez)

Días después, en ese mismo mes de febrero, Darío cae gravemente enfermo de pulmonía. Carece casi totalmente de dinero y ha tenido que trasladarse a una modesta pensión. Bermúdez se ha marchado y el gran poeta se queda solo y enfermo en la gran urbe. Afortunadamente, los amigos no le faltan, como el joven Salomón de la Selva, que será su cicerone, el Dr. Aníbal Zelaya y el hermano del escritor Vargas Vila, quien con frecuencia lo invita a comer porque advierte la precaria situación económica en que se encuentra.
No ha podido enviar ningún dinero a su mujer, Francisca Sánchez del Pozo y a su querido hijo, a quien Rubén llama cariñosamente “Güicho”, que se quedaron en Barcelona. Esto producía mucha angustia a Darío.

Rubén hace múltiples gestiones para que el Gobierno de Nicaragua le pague la deuda que tiene con él de 45,000 francos por sueldos pendientes de pago de cuando se desempeñó como ministro de Nicaragua en España. Logra que el Gobierno le abone la ridícula suma de cuatrocientos dólares, en dos cuotas mínimas de doscientos. El gobierno conservador de Adolfo Díaz fue miserable con quien tanta gloria conquistó para Nicaragua.

Darío quiere trasladarse a Buenos Aires y para tal propósito escribe a Emilio Mitre, director y propietario de La Nación. Mitre, generosamente, le envía un giro que le permite cancelar sus deudas y enviar una modesta remesa a su mujer. Mientras tanto, el ministro de Guatemala en Washington, Joaquín Méndez, amigo de Rubén, y el escritor Máximo Soto Hall, han hecho gestiones para que el presidente de Guatemala, el déspota Manuel Estrada Cabrera, invite a Darío a visitar Guatemala.

En su estadía de 5 meses en Nueva York entre 1914 y 1915 Darío dedica a Nueva York su poema “La Gran Cosmópolis”.

1915, 15 de abril

Viaja de Nueva York a Guatemala con su salud quebrantada, su estadía en ese país dura hasta el 24 de Noviembre.

1915, 20 de abril

Invitado por el dictador Estrada Cabrera, pasa varios meses en la ciudad de Guatemala donde ya se encontraba muy enfermo, donde es declarado huésped de honor de la República.

Es recibido con todas las cortesías oficiales y hospedado, por cuenta del Gobierno, en el Hotel Imperial. Hace su primera declaración pública al Diario de Centroamérica, del que antes ha sido colaborador. En su entrevista no faltan los elogios a su anfitrión, Estrada Cabrera, quien lee con mucha satisfacción lo dicho por Darío. Edelberto Torres comenta esta desafortunada visita de Darío a Guatemala así: “Con la catástrofe fisiológica se le han ido al poeta las últimas y pequeñas reservas de voluntad que tenía y en ese estado de aniquilamiento moral y físico no habrá cosa que no haga si le dicen que la exige el tirano”.

El día de la visita oficial del poeta al presidente, este lo hace esperar varias horas para finalmente no recibirlo. Darío le comenta a su acompañante: “¿Por qué no habrá querido recibirme este hombre? ¡A lo que está expuesto uno en estos bajalatos africanos de Centroamérica!”

La siguiente humillación será escribir un poema para celebrar el cumpleaños de la madre del dictador. Darío compone “Mater admirabilis” . Entre verso y verso Darío piensa en la forma de salir de aquella trampa en que ha caído. Insiste en su plan original de trasladarse a Buenos Aires, pero no recibe respuesta. Aparece en Guatemala Alejandro Bermúdez, quien al ver la penosa situación en que se encuentra el gran lírico, le escribe a la esposa de Darío, Rosario Murillo, para que venga a Guatemala y vea cómo lo traslada a Nicaragua.

Las penurias del poeta no terminan. Aconsejada por el arzobispo de Managua, Lezcano y Ortega, Rosario Murillo viaja a Guatemala para asistir a Rubén y traerlo a Nicaragua, donde ya se conoce lo estropeado de su salud. Cuando Rubén se entera de la llegada de Rosario siente como que le ha llegado su hora final. Se resiste a su traslado a Nicaragua, más no tiene otra alternativa. Los meses han pasado y no hay noticias sobre su ansiado viaje a Buenos Aires. Se sospecha que Estrada Cabrera interceptó la correspondencia de Darío con La Nación. Resignado, recuerda lo que un día dijo a Santiago Argüello: “Quiero que mis despojos sean para Nicaragua. Ya que mi patria no me guardó vivo, que me conserve muerto”.

1915, octubre

El anuncio de la intención del tirano de aspirar a un cuarto período presidencial desespera a Darío, quien ya se ve transformado en oficioso propagandista del déspota. Pero carece de recursos para salir del laberinto en que, por necesidad, se ha metido. Para las fiestas de Minerva, en honor a la juventud, se le ordena escribir otro poema en el que debe aparecer el nombre de su malvado anfitrión. Rubén se resiste, pero finalmente escribe el poema “Palas Athenea”. Deprimido, sintiéndose abusado y obligado a escribir versos laudatorios contra su voluntad, Darío cae en profunda depresión. Rosario Murillo viaja de Nicaragua con el objeto de regresar con él en noviembre a la patria. Pasan la Navidad en Managua, en la casa de su cuñado Andrés Murillo.

Aparece el libro “La vida de Rubén Darío escrita por él mismo” (Maucci, Barcelona) y una selección de su obra poética, Muy antiguo y muy moderno (Biblioteca Corona, Madrid).

Su estado de salud empeora a lo largo de este recorrido en el cual también se acrecienta la dipsomanía.

1915, 25 de noviembre

El barco que lo trae, en compañía de Rosario, atraca en Corinto el 25 de noviembre. Esta vez no hay delegados oficiales ni fanfarria. Su retorno es silencioso. Pero cuando el tren llega a León, las campanas de la catedral anuncian su arribo. La gente lo deja todo y se encamina a la estación. Otra vez lo llevan en coche, al que la multitud desengancha los caballos y tira del coche hasta la modestísima casa que le facilita la familia de Fidelina Santiago de Castro. Se forma una junta de médicos para atenderle, encabezada por Luis H. Debayle. Rosario sigue a Managua para gestionar que el Gobierno le pague lo que le adeuda.

Pasadas dos semanas, sin ninguna mejoría, Rosario lo traslada a Managua y le aloja en casa de su hermano Andrés, el mismo que casó al poeta a punta de pistola. Lo visita su hijo Rubén Darío Contreras y muchos amigos que le admiran y quieren. Rubén sigue batallando con los médicos, que nunca le inspiraron confianza: “¡Yo no creo en los médicos!”, repetía con frecuencia.

Edelberto Torres reproduce las reflexiones que entonces se hacía el autor de Cantos de Vida y Esperanza : “Yo he corrido mucho. Mejor dicho, me han dejado correr y no he fundado hogar” “Soy un tronco viejo, arruinado, un hombre en cenizas” “Me preocupa la educación de mi hijo, Rubén Darío Sánchez”.

Llega el mes de diciembre. El día 24, Rubén piensa en su “Güichín”, tan lejos de él, en Barcelona. Le duele que no va a tener ni un juguete esa Navidad. Nuestro poeta cierra el año trágico de 1915 con lágrimas en sus ojos. Pronto vendrá su tránsito a la inmortalidad.


Rubén Darío (1916)(Foto: León, Nicaragua. Agonizando en su cama, en la casa de su amigo Francisco Castro. Fallece a las 10:18 p.m. del 6 febrero de 1916. En su mano izquierda se ve el crucifijo que le regaló el mexicano Amado Nervo.)

1916

1916, 31 de enero

El poeta hizo su testamento verbal. Sus bienes consistían en la casa que heredó de su tía abuela doña Bernarda Sarmiento y algunas obras, inéditas que le deja a su hijo Rubén Darío Sánchez, residente en Barcelona.
Instituyó ejecutor de su voluntad al señor don Jorge Mitre, Director de “La Nación”, que se refiere a la publicación de un libro con las últimas correspondencias que Darío escribió desde Europa para el gran diario.

1916, 2 de febrero

Se acentúa la gravedad del poeta. El cuarto que le servía de habitación era una modesta sala, sin cuadros ni adornos, con una mesa atestada de frascos y drogas, un canapé y el catre negro con varillas de bronce, destacándose sobre él, el cuerpo del gran poeta que agoniza.

Había regresado a León acompañado por su amigo el médico Luis Debayle. Médicos amigos lo intervienen quirúrgicamente sin conseguir mejoría. El obispo Simeón Pereira y Castellón le administra la extremaunción. Dicta su testamento en el que declara heredero universal a su hijo Rubén Darío Sánchez, que reside en España al lado de su madre.

1916, 6 de febrero

Es nuevamente operado; a las siete de la tarde del 6, comienza a agonizar y expira a las 10:15 de la noche. La Universidad, el Gobierno y la Iglesia le tributan una serie de homenajes que duran varios días y concluye con su entierro el 13 de febrero al pie de la estatua de San Pablo, en la Catedral de León. Su muerte conmueve a la nación entera, numerosísimos poemas, artículos y discursos se reconoce y exalta su calidad de clásico de la lengua española.


GALERÍA DE FOTOS DE LA MUERTE, VELA Y FUNERAL


Referencias Bibliográficas y Créditos Fotográficos

INFORMACIÓN GENERAL:

 

CRÉDITOS FOTOGRÁFICOS:

  1. Museo-Archivo Rubén Darío enlace (Fundación Enrique Bolaños)