AUTUMNAL


FECHA

27 de Noviembre de 1889

i

LIBRO

Azul

b

MEDIO

PAÍS

En las pálidas tardes
Yerran nubes tranquilas
En el azul; en las ardientes manos
Se posan las cabezas pensativas.
¡Ah, los suspiros! ¡Ah, los dulces sueños!
¡Ah, las tristezas íntimas!
¡Ah, el polvo de oro que en el aire flota,
Tras cuyas ondas trémulas se miran
Los ojos tiernos y húmedos,
Las bocas inundadas de sonrisas,
Las crespas cabelleras
Y los dedos de rosa que acarician!

En las pálidas tardes
Me cuenta un hada amiga
Las historias secretas
Llenas de poesía:
Lo que cantan los pájaros,
Lo que llevan las brisas,
Lo que vaga en las tinieblas,
Lo que sueñan las niñas.

Una vez sentí el ansia
De una sed infinita.
Dije al hada amorosa:
– Quiero en el alma mía,
Tener la inspiración honda, profunda,
Inmensa; luz, calor, aroma, vida.
Ella me dijo: – ¡Ven!, con el acento
Con que hablaría un arpa. En él había
Un divino idioma de esperanza.
¡Oh sed del ideal!
Sobre la cima
De un monte, a media noche,
Me mostró las estrellas encendidas.
Era un jardín de oro
Con pétalos de llamas que titilan.
Exclamé: – ¡Más!…

La aurora
Vino después. La aurora sonreía,
Con la luz en la frente,
Como la joven tímida
Que abre la reja y la sorprenden luego
Ciertas curiosas, mágicas pupilas.
Y dije: -¡Más!… Sonriendo
La celeste hada amiga
Prorrumpió: – ¡Y bien!… ¡Las flores!

Y las flores
Estaban frescas, lindas,
Empapadas de olor: la rosa virgen,
La blanca margarita,
La azucena gentil y las volúbiles
Que cuelgan de la rama estremecida.
Y dije: -¡Más!…

El viento
Arrastraba rumores, ecos, risas,
Murmullos misteriosos, aleteos,
Música nunca oídas.
El hada entonces me llevó hasta el velo
Que nos cubre las ansias infinitas,
La inspiración profunda
Y el alma de las liras.
Y la rasgó. ¡Y allí todo era aurora!
En el fondo se veía
Un bello rostro de mujer.

!Oh, nunca,
Piérides, diréis las sacras dichas
Que en el alma sintiera!
Con su vaga sonrisa:
-¿Más?… dijo el hada. Y yo tenía entonces
Clavadas las pupilas
En el azul; y en mis ardientes manos
Se posó mi cabeza pensativa…

SIGNIFICADOS:

Piérides

trémulas

volúbiles

Fue en la primera edición del libro “Azul” enlace

Rubén Darío

« Descripción »
El poema de Rubén Darío de su libro Azul, es el que podemos leer aquí; el gran poeta nicaraguense nos brinda toda su creatividad, lirismo y fantasía, transmitiéndonos asi su idealismo y ensueños plagados de preguntas dirigidas a un hada del bosque encantado…

« Análisis de Autumnal »

Este poema, escrito por Rubén Darío, mayor exponente del Modernismo, fue recogido, en 1888, en su obra Azul.  Su tema es la aspiración a un ideal indefinible e inalcanzable (el poeta no sabe qué busca, solo que no lo encuentra). Debido al contexto en el que es escrito, antes del momento de mayor fama del genial nicaragüense, pensamos que el sentimiento de búsqueda fútil que recoge es más sincero que el del poema “Yo persigo una forma…”.

La búsqueda del ideal se expresa mediante el encuentro, descrito en primera persona, entre un poeta y un hada, lo cual nos permite dividir el poema en tres partes claramente diferenciables. La primera, del verso 1 al 12, es decir, la primera estrofa, es un preludio; en él se presenta el contexto. La segunda, del verso 13 al 62, es decir, de la estrofa segunda a la sexta, configura el cuerpo del poema. En esta segunda parte se puede distinguir una introducción, de los versos 13 al 30, en la que encontramos por primera vez al hada y a la primera persona del singular y en la que se nos presenta la aspiración del poeta, que el hada intentará saciar. Más adelante, las estrofas 4ª, 5ª y 6ª se relacionan con los sustantivos del vv. 26: “luz, calor, aroma vida”  que se corresponden con las estrelllas, la aurora, las flores y el rostro de mujer, alcanzándose un clímax con la revelación de este último. Finalmente, la ultima parte se corresponde con la estrofa octava, en la que, a pesar de los intentos del hada, el poeta queda insatisfecho.

En cuanto a la estructura externa, encontramos una combinación métrica novedosa; el poema consta de versos de 7 y 11 sílabas, sin orden discernible, es decir, una silva, pero se riman los versos pares, como en un romance. La rima, en modo alguno altisonante, se adecua al ambiente ambiguo y sugerente del poema.

Respecto de los recursos retóricos, en el ámbito léxico-semántico encontramos imágenes sugerentes como “sed infinita”, “aroma de esperanza”, “el alma de las liras”, “un bello rostro de mujer”, “músicas nunca oídas”, así como un símil “como la joven tímida…”, o metáforas, como “un jardín de oro”. También destacan las referencias al color “azul”, “oro”, “rosa”, “blanca”, y a sensaciones, con los adjetivos “ardientes”, “dulces”, “tiernos”.

Asimismo, el vocabulario utilizado es elevado. Los términos parecen haber sido elegidos por su valor fónico, como vemos en el vv 44, en el que se ha elegido “prorrumpió” incluso aunque este entre en conflicto con el carácter interrogativo de “¡Y bien!”, que, de no ser por la elección de prorrumpir, iría entre interrogaciones. La adjetivación es abundantísima, “ardientes manos”, “estrellas encendidas”, “joven tímida”, “ansias infinitas”, “cabeza pensativa”, etc.

Por otro lado, contribuyen a la musicalidad del poema diversos recursos fónicos, como rimas internas: “polvo de oro” y “ojos”, “sentí” y sed infinita”, “honda” y “aroma”, “fondo” y “rostro” y el fortísimo “Piérides, diréis”; numerosas aliteraciones,  como la abundancia de /m/ en los versos 31 al 34, “murmullos misteriosos” en el vv 54, o en “y el alma de las liras” en el vv 59, así como otros recursos, como la sucesión de tres acentos en /e/ de sílaba esdrújula, en los versos 35, 36 y 37.

También llaman la atención ciertos procedimientos morfosintácticos, como son las numerosas enumeraciones, por ejemplo en los vv. 25 y 26: “honda, profunda, inmensa: luz, calor, aroma, vida”, en los vv. 47 al 50, “la rosa virgen, la blanca margarita, la azucena gentil y las volúbiles”, o en los vv. 53, 54 y 55: “rumores, ecos, risas, murmullos misteriosos, aleteos, músicas nunca oídas”.

Por último, me son de particular interés los versos 17, 18, 19 y 20, por su densidad de recursos fácilmente reconocibles: anáfora, rima interna entre los verbos, dos a dos, la esticomitia muy marcada, y un paralelismo parcial pero que, con la sinalefa de “vaga en” parece total.

Así, en conclusión, en su conjunto, estos recursos contribuyen a la creación de una atmósfera sensual y sugerente, con gran musicalidad, en la cual se busca, con las diversas imágenes, superar la dificultad de conceptualizar la aspiración al ideal del poeta. Recordamos aquí unas palabras de Octavio Paz:
el modernismo es un mito vacío, un alma deshabitada, una nostalgia de la verdadera presencia. Ese es el tema constante y central, el tema secreto y nunca dicho del todo, de los mejores poetas modernistas.


« Autumnal »
(con traducción al inglés)

In the pale afternoon the clouds go by
Aimlessly roving in the quiet sky.
His head between his hands, the dreamer weaves
His dream of clouds and Autumn-colored leaves.
Ah, his intimate sorrow, his long sighs,
And the glad radiance that has dimmed his eyes!
And all the tender glances, the blond tresses,
The rose hands over-brimming with caresses,
The sudden faces smiling everywhere
In the gold-dusted curtains of the air!

In the pale afternoon
A friendly faerie maiden comes to me
And tells me tales of many a secret thing
Fraught with the spell and music of the moon,
And I have learned what wonder the birds sing,
And what the breezes bring over the sea,
All that lies hidden in the mist or gleams,
A fleeting presence, in a young girl’s dreams.

And once the thirst of infinite desire
Possessed me like a fever, and I said,
“I want to feel all radiance, fragrance, fire
And joy of life within me, to inspire
My soul forever!” And the faerie maid
Called me to follow her, and when he spoke
It was as if a harp to the soft stroke
Of loving hands had wakened suddenly:
She syllabled hope’s language, calling me.

Oh, thirst for the idea! From the height
Of a great mountain forested with night
She showed me all the stars and told their names;
It was a golden garden wherein grows
The fleur-de-lys of heaven, leaved with flames.
And I cried, “More!” and then the dawn arose.

The dawn came blushing; on her forehead beamed
Delicate splendor, and to me it seemed
A girl that, opening her casement, sees
Her lover watching her, and with surprise
Reddens but cannot hide her from his eyes.

And I cried, “More!” The faerie maiden smiled
And called the flowers, and the flowers were
Lovely and fresh and moist with essences, –
The virgin rose that in the woods grows wild,
The gentle lily tall and shy and fair,
The daisy glad and timid as a child,
Poppies and marigolds, and all the rare
Blossoms that freight with dreams the evening air.

But I cried, “More!” And then the winds brushed by
Bearing the laughter of the world, the cry
Of all glad lovers in the woods of Spring,
And echoes, and all pleasant murmuring
Of rustling leaf or southward-flying bird,
Unworded songs and musics never heard.
The faerie maiden, smiling, led me where
The sky is stretched over the world, above
Our heights and depths of hoping and despair,
Beyond the reach of singing and of love.
And then the tore the veil. And I say there
That all was dawn. And in the deeps there
A woman’s Face radiant exceedingly.-
Ah, never, Muses, never could ye say
The holy joyance that enkindled me!-
“More?…” said the faerie in her laughing way;
But I saw the Face only. And I dreamed.

Traducción por:

Salomón de la Selva (1893 - 1959)

Poeta Nicaragüense. Miembro honorario de la Academia de Lengua Mexicana.


Enlaces

“Azul” enlace (Libro)

Referencias Bibliográficas y Créditos Fotográficos