Por: Fabian.

En 1906 Miquel dels Sants Oliver publicó una obra costumbrista que llevaba por título «Illa daurada, la Ciutat de Mallorques» y que parece ser la primera que da el apelativo de dorada a la mayor de las Balears. Pero el éxito y difusión del apelativo se debe, sobre todo, a Rubén Darío que, durante su estancia en Mallorca en 1907 publicaría «La isla del oro». En dicha obra puede leerse «Es la isla de oro por gracia del sol divino». El tópico tuvo mucho éxito y varios escritores del primer tercio de siglo XX amplificaron la difusión del adjetivo. Unamuno publica, en 1922, «En la isla Dorada»; Marius Verdaquer, en 1926, «La isla de oro»; Gabriel Alomar, en 1928, «La isla de oro» y Josep Mª Tous, en 1933, «Guía de la isla de oro».

Onofre Rullan Salamanca: De la isla verde a la isla dorada: la travesía Menorca -Mallorca, pág. 2

Onofre Rullan se refiere a la obra “La isla de oro” escrita en la primera estancia de Rubén Darío en Mallorca.

La isla de Oro: noticias sobre el proceso de su escritura

Sin duda, el clima y las amistades de Mallorca beneficiaron la salud de nuestro poeta. Encontró una tranquilidad interior que le permitió escribir y crear de forma prolífica. Aquí en nuestra isla, empezará a tomar forma “El canto errante”. Resultado de sus recuerdos y andanzas por la isla, escribe ademàs “La isla dc oro”, primera novela inacabada del ciclo mallorquín, y que se publica en forma de entregas en “La Nación” de Buenos Aires, donde quedó en el olvido. Pasado el tiempo, esta y su segunda novela “El oro de Mallorca” fueron anunciadas como de pròxima publicación en las distintas colecciones póstumas de sus Obras completas, aunque en realidad no fueron nunca incluidas en ellas: ni siquiera en la edición última de Afrodisio Aguado de 1955. La recuperación dc esta obra se la debemos, en primer lugar, a Alberto Ghiraldo que en 1937 la publicará por primera vez incluida en el volumen que lleva por título “El Hombre de Oro” y más adelante a Roberto Ibáñez que en 1969 vuelve a editarla en su recopilación: “Páginas desconocidas dc Rubén Darío”.

De la novela se han conservado o conocemos seis capítulos, cada uno de los cuales está encabezado por un epígrafe alusivo acerca de su contenido, a diferencia de “El oro de Mallorca” cuyos capítulos no fueron titulados, aunque sí fechados. El primero de éstos, un prólogo, nos sitúa en el único escenario en el que transcurre la novela: Mallorca, al mismo tiempo, el narrador nos presenta a sus dos protagonistas centrales. Desde estas primeras páginas de “La Isla de Oro”, percibimos que la estructura de la narración y su hilo argumental se ciñen al relato de viajes, muy de acuerdo a la tradición inaugurada en el siglo XIX por el romanticismo y que tanta fascinación ejerce sobre los modernistas. Darío eligió, seguramente, su propio viaje como tema narrativo influido por esa misma tradición literaria, por otro lado muy familiar en la isla. Rubén pudo conocer sus ejemplos más notables durante su estancia y se fijó en el más famoso de ellos: “Un hiver à Majorque”. El relato de George Sand, que aparte de inspirarle la idea general de la narración, le sirve también como material literario tanto de esta novela como de la siguiente. De esta forma, “La isla de Oro” posee las características propias de un género híbrido, en el que se confunde la novela, el diario intimista y la crónica de viajes. Se trata, en realidad, como condesan los propios personajes de una divagación literaria que nace sobre la marcha del propio viaje y por su necesidad ineludible de escribir las crónicas para “La Nación”.

Luis Miguel Fernández Ripoll: Rubén Darío y La isla de oro (La primera novela del ciclo mallorquín) en Fines de siglo y modernismo (2001)

Así, pues, son dos las obras en prosa de Rubén Darío sobre Mallorca: “La isla de oro”, iniciada en su primer viaje (1906 – 1907) y “El oro de Mallorca” iniciada en su segundo viaje (1913). Ambas inacabadas, publicadas en el periódico “La Nación” de Buenos Aires por capítulos.

Hay algunos libros que publican ambas novelas de Rubén Darío, como Los viajes de Rubén Darío a Mallorca (ficha) de Luis M. Fernández Ripoll, así como en algún otro libro. En Internet sólo he encontrado El oro de Mallorca (pdf), en el que están los seis capítulos, los tres primeros fechados en Valldemossa en diciembre de 1913 y los demás fechados en París en enero y febrero de 1914.

Se discute si es una novela inconclusa. El protagonista, Benjamín Itaspes, personifica a Rubén Darío, planteándose el autor, a través de su personaje, sus propios problemas y dificultades.

Ahora, cabalmente, estaba pagando antiguas cuentas. Como se dice, aquellos polvos traían estos lodos. Mas se decía: «Pero, Dios mío, si yo no hubiese buscado esos placeres que, aunque fugaces, dan por un momento el olvido de la continua tortura de ser hombre, sobre todo cuando se nace con el terrible mal del pensar, ¿qué sería de mi pobre existencia, en un perpetuo sufrimiento, sin más esperanza que la probable de una inmortalidad a la cual tan solamente la fe y la pura gracia dan derecho? ¿Si un bebedizo diabólico, o un manjar apetecible, o un cuerpo bello y pecador me anticipa “al contado” un poco de paraíso, voy a dejar pasar esa seguridad por algo de que no tengo propiamente una segura idea?» Y hablando con su corazón y de verdad, en lo íntimo de sus voliciones, se presentaba a lo infinito tal como era, lleno de ansias y de incontenibles instintos. Y así besaba o comía o absorbía sus bebedizos que le transformaban y modificaban pensamiento y sentimiento. Y como desde que tuvo uso de razón su vida había sido muy contradictoria y muy amargada por el destino, había encontrado un refugio en esos edenes momentáneos, cuya posesión traía después irremisiblemente horas de desesperanza y de abatimiento. Mas se había aprisionado en el tiempo, aunque fuese por instantes, la felicidad relativa, en una trampa de ensueño.

Al amanecer del día siguiente se veía tierra de Mallorca, la isla de Oro. Luego se dejaban a un lado los islotes cercanos, las costas pintorescas y rocallosas; los caseríos de Porto Pi y de El Terreno, el castillo histórico de Bellver, y entraba el barco blanco en la bahía de milagro de la dulce Palma, cuya catedral, en los crepúsculos, sobre la ciudad violeta, como sobre un altar, arde de sol como una llama.

Esperaba a Itaspes en el muelle un amigo, el caballero que debía hospedarle, en su señorial mansión de Valldemosa. Así que tras el abrazo de bienvenida ambos subieron al automóvil que debía conducirlos al castillo […]

Rubén Darío: El oro de Mallorca

Jorge Eduardo Arellano, en Angustia existencial y vena filosófica de Rubén Darío indica varios estudios sobre “El oro de Mallorca”:

No ha sido el caso de quienes lo han estudiado a fondo tanto en el extranjero como en el país. Aparte de los prologuistas de las siete ediciones: Alberto Ghiraldo (Santiago de Chile, 1937), Alen W. Phillips (1967), Luis Maristany (Barcelona, 1978), Antonio Piedra (Madrid, 1990), Arturo Ramoneda (idem, 1991), Carlos Meneses (idem, 1991) y Luis M. Fernández Ripoll (Palma de Mallorca, 2001), cabe citar el estudio y el capítulo inédito descubierto por Iván A. Schulman en la Biblioteca de la Universidad de Illinois. Véase “El oro de Mallorca: ¿novela inconclusa?” en su libro El proyecto inconcluso / La vigencia del modernismo (2002), reproducidos —estudio y capítulos— en el Boletín Nicaragüense de Bibliografía y Documentación 124 (julio-septiembre, 2004: 13-20).

[…] el último asedio crítico, desde la teoría de Michel Foucault, escrito por Karen Poe Lang: “El oro de Mallorca: entre la confusión y la invención de sí” (2010); al igual que las excelentes interpretaciones de los catedráticos nicaragüenses Ignacio Campos Ruiz: “El coronotopo del camino a la expiación: entre el miedo, el gozo y la gloria” (Lengua, 28, febrero, 2004: 118-131) e Isolda Rodríguez Rosales: “Intertexto y angustia existencial en El oro de Mallorca” (BNBD, 124, revista cit.: 105-114).

 

Siento no haber encontrado “La isla de oro”, su primera obra mallorquina en prosa, que convendría digitalizar.

Cervantes virtual tiene una Biblioteca de Autor de Rubén Darío bastante completa. En el apartado “Su obra” se encuentra El oro de Mallorca con la introducción y notas de Carlos Meneses.

 

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