Por: Fabian.

Tú que estás la barba en la mano
meditabundo
¿has dejado pasar, hermano,
la flor del mundo?

Te lamentas de los ayeres
con quejas vanas:
¡Aún hay promesas de placeres
en las mañanas!

Rubén Darío: “Poema de Otoño”

La espectacular brillantez en la poesía de Rubén Darío se atenúa en sus últimas producciones; despojada en gran parte de su elaborada ornamentación, ella adquiere un tono suave y restringido, a menudo otoñal. Pero es esta última poesía la que trae a su arte unidad y cohesión y contribuye al completo conocimiento del poeta. Darío constantemente entabla discusiones con sus primeros poemas, de manera que una idea o una emoción, anteriormente cubierta con las sonrisas de Venus o los sonidos de la flauta de Pan, de nuevo se revelan en luces pálidas o sombrías. Conflictos y deseos solamente sugeridos bajo el brillo y la decoración de su temprana poesía son ahora vistos con claridad en la desnudez de sus últimos trabajos. Las confesiones de desilusión, de agotamiento, de creciente angustia, unidas a su esfuerzo de mantener sus ilusiones de belleza y armonía, aparecen en tres colecciones: El canto errante (1907), Poema del otoño y otros poemas (1910) y Canto a la Argentina y otros poemas (1914), y en poesia dispersa desde 1907 hasta 1916, el año de su muerte

Phyllis Rodríguez Peralta: Las últimas páginas en la creación poética de Rubén Darío (En “Revista Iberoamericana”, 1989)

Hamilton en Rubén Darío en la isla de oro enumera los poemas compuestos en Mallorca, indicando para cada uno de ellos la página que ocupa en sus Obras Completas de la edición Aguilar de 1952. Al no tener este ejemplar me veo con dificultades para señalar cuáles son en los libros digitalizados, máxime con aquellos poemas que tienen un título parecido como son los relacionados con el otoño Así, Hamilton dice que los poemas «Versos de otoño» y «Poema del otoño» están escritos en Mallorca.

En El canto errante se encuentra “Versos de otoño”:

Cuando mi pensamiento va hacia ti. se perfuma;
tu mirar es tan dulce, que se toma profundo.
Bajo tus pies desnudos aún hay blancor de espuma,
y en tus labios compendias la alegría del mundo.

El amor pasajero tiene el encanto breve,
y ofrece un igual término para el gozo y la pena.
Hace una hora que un nombre grabé sobre la nieve;
hace un minuto dije mi amor sobre la arena.

Las hojas amarillas caen en la alameda,
en donde vagan tantas parejas amorosas.
Y en la copa de Otoño un vago vino queda
en que han de deshojarse. Primavera, tus rosas.

El “Poema del Otoño” da título a un nuevo libro de poemas que lleva el mismo título.

Tú que estás la barba en la mano
meditabundo
¿has dejado pasar, hermano,
la flor del mundo?

Te lamentas de los ayeres
con quejas vanas:
¡Aún hay promesas de placeres
en las mañanas!

Aún puedes casar la olorosa
rosa y el lis,
y hay mirtos para tu orgullosa
cabeza gris.

El alma ahíta cruel inmola
lo que la alegra,
como Zingua, reina de Angola,
lúbrica negra.

Tú has gozado de la hora amable,
y oyes después
la imprecación del formidable
Eclesiastés.

El domingo de amor te hechiza;
mas mira cómo
llega el miércoles de ceniza;
Memento, homo…

Por eso hacia el florido monte
las alman van,
y se explican Anacreonte
y Ornar Kayam.

Huyendo del mal, de improviso
se entra en el mal
por la puerta del paraíso
artificial.

Y, no obstante, la vida es bella,
por poseer
la perla, la rosa, la estrella
y la mujer.

Lucifer brilla. Canta el ronco
mar. Y se pierde
Silvano oculto tras el tronco
del haya verde.

Y sentimos la vida pura,
clara, real,
cuando la envuelve la dulzura
primaveral.

¿Para qué las envidias viles
y las injurias,
cuando retuercen sus reptiles
pálidas furias?

¿Para qué los odios funestos
de los ingratos?
¿Para qué los lívidos gestos
de los Pilatos?

¡Si lo terreno acaba, en suma,
cielo e infierno,
y nuestras vidas son la espuma
de un mar eterno!

El poema es muy largo, sólo he copiado las 14 primeras estrofas, que van seguidas de otras 30. “Cojamos la flor del instante; / ¡la melodía / de la mágica alondra cante / la miel del día!” Invitación a gozar del momento; unión con la naturaleza “Mas coged la flor del instante, / cuando en Oriente / nace el alba para el fragante / adolescente”. “¡Desventurado el que ha cogido / tarde la flor! / Y ¡ay de aquel que nunca ha sabido / lo que es amor!”. Abrasaos en el amor, gozad de la carne, gozad del sol, gozad de la dulce harmonía, gozad de la tierra, apartad el temor que os hiela …. son versos que inician estrofas. “Pues aunque hay pena y nos agravia / el sino adverso, / en nosotros corre la savia / del universo”. “Nuestro cráneo guarda el vibrar / de tierra y sol, / como el ruido de la mar / el caracol”. “La sal del mar en nuestras venas / va a borbotones; / tenemos sangre de sirenas / y de tritones”. Y acaba:

En nosotros la Vida vierte
fuerza y calor.
¡Vamos al reino de la Muerte
por el camino del Amor!

Un gran poema que, según los estudiosos, fue compuesto en los días en que estuvo en Mallorca.

LEER EL ARTÍCULO COMPLETO | Fuente: Alta mar enlace

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