(Foto: José Luis González. Solemne eucaristía en el cierre de las actividades del centenario de la muerte de Rubén Darío en León.)

Por: Edición Web.

“Darío es alguien a quien sentimos cercano, que prodigiosamente causa alegría en un día de duelo”.

Con una solemne eucaristía oficiada por monseñor Cesar Bosco Vivas Róbelo, obispo de la Diócesis de León, concluyeron las actividades dedicadas el centenario de la muerte del poeta nicaragüense Rubén Darío.

Durante la misa, moseñor Vivas recordó el legado del poeta. “Darío nos heredó no solo un tesoro, una herencia cultural literaria; sino una inquietante búsqueda de lo infinito de Dios, esas ansias de plasmar y describir lo bello, no es otra cosa fruto de alguien que siente en lo hondo de su ser un llamado especial a la belleza absoluta que es Dios”.

El obispo también expresó que después de 100 años, Darío es alguien a quien sienten cercano, “que prodigiosamente causa alegría en un día de duelo”.

El historiador y escritor nicaragüense, Manuel Nogera manifestó que no solo por cumplirse 100 años de la muerte de Darío los nicaragüenses le están recordando. “Es uno de los personajes que siempre está presente en nuestras vidas, porque su influencia poética y literaria ha traspasado fronteras y será recordado por siempre”.

En el acto litúrgico estuvo presente el Clero Catedralicio Diocesano, autoridades locales y población en general. También fue notoria la presencia del cardenal emérito de la Arquidiócesis de Managua, Miguel Obando y Bravo.

Tras la solemne eucaristía, inició una velada cultural con la Camerata Bach de Managua. También se desarrolló un espacio de poesía y danza folclórica con grupos locales.

 

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