(Ilustración: Arq. Horacio J. Spinetto.)

Por: Arq. Horacio J. Spinetto. Buenos Aires Cultural.

El modernismo fue un movimiento de reacción contra el romanticismo trasnochado y la rigidez del idioma castellano ante nuevas orientaciones culturales.

Esta revolución estética se inició en la Argentina en 1893, año en que por vez primera llega a Buenos Aires el nicaragüense Rubén Darío. El poeta ya era conocido en nuestro medio por su libro Azul, que publicó en 1888, y por sus colaboraciones en el diario La Nación, a partir de 1889. Fue recibido como un maestro y agasajado en el culto ambiente intelectual y por la bohemia de la ciudad. Se considera a Darío como el maestro del modernismo, el primer gran poeta exquisito de nuestro idioma —según Rodó— cuya influencia se esparció por América y España.

Por vez primera —escribió Amado Alonso— América asume la dirección poética en la lengua española. El movimiento literario no sólo recibió influencias de los parnasianos y simbolistas franceses, sino también de las mitologías griega, germánica, nórdica y precolombina.

La llegada de Rubén Darío a Buenos Aires despertó interés en los medios intelectuales, no sólo entre la alta clase social sino también en los cenáculos literarios de cafés y tertulias a las que asistían periodistas y artistas desplazados. La bohemia porteña adhirió al modernismo y provocó una especie de nivelación social y cultural, al agrupar a los poderosos patricios con hombres que bregaban por nuevas formas políticas.

Es evidente que el modernismo surgió de situaciones estéticas comunes a un período de rebeldía social y política y esto explica la mentalidad revolucionaria y disconforme de algunos destacados representantes de esta escuela literaria en nuestro medio.

El Bier Convent, también conocido como Luzio Hermanos, fue un prestigioso bar y restaurant ubicado en Cuyo (hoy Sarmiento) y Maipú. Poseía varios salones reservados donde se reunía la intelectualidad porteña, o al menos parte de ella, para celebrar sus banquetes. Luzio fue uno de los locales que recibió a la tertulia reunida en torno de Rubén Darío.

En una de las propagandas del bar se veía un amontonamiento de personas, con una dama vestida de rojo incluida, que pugnaba por entrar al local mientras un agente de policía intentaba poner orden, la imagen era acompañada por la cuarteta: «¡Pucha! Que afán por dentrar, / señores, no atropellarse! / ¿Para qué tanto apurarse / si mangia no ha de faltar?»

La escuela modernista prolongó su influencia en nuestro medio hasta la época de la muerte de Rubén Darío (1916) para luego dar curso a otras corrientes estéticas.

Entre el grupo de poetas debe citarse a Leopoldo Lugones, Leopoldo Díaz, Ricardo Jaimes Freyre -nacido en Bolivia aunque publicó casi toda su obra en nuestro país- Eugenio Díaz Romero, Antonio Lamberti, Carlos Ortiz, Martín Goycoechea Menéndez, Carlos Becú, Matías Behet y Diego Fernández Espiro. Entre los prosistas Angel de Estrada -que también fue poeta-, Enrique Larreta, Alberto Ghiraldo y Manuel Ugarte.

 

Cortesía: Buenos Aires Cultural enlace